La crónica del periódico: Sting alcanzó el duende
Esta es una actuación muy parecida, unos días después (el 11 de junio), en el concierto del 70 cumpleaños de Nelson Mandela en Wembley:
Parte de la crónica del concierto:
En Madrid, Sting ofreció un concierto excepcional, dentro de esa concepción más estándarizada del espectáculo. Musicalmente perfecto, tiene la capacidad de crear diferentes ambientes escénicos que hacen confluir en un instante extensas improvisaciones jazzys de Kirkland y Marsalis con bailes conjuntos del resto de los músicos. El desarrollo musical consigue algo: hacer ágil y sencillo lo que en principio puede resultar complejo. Arreglos difíciles pensados para cada compás se ofrecen naturalmente, como si en el escenario no sucediese nada extraordinario salvo el placer y la diversión. La extremada elaboración de la sensible música de Sting adquiere su máximo atractivo e impacto porque la ofrece de manera simple y sin pretensiones intelectuales. Todos los músicos que lo acompañan son de impresionante calidad, y su adecuación al planteamiento del cantante británico es muy fluido, sin forzar lo extemporáneo, conscientes del clasicismo que emanan las canciones y con un grado de concentración en su trabajo que sostiene la energía interior que desprende el concierto, aunque se añore la posibilidad de locura imaginativa que ofrecía la anterior base rítmica del grupo, formada por Omar Hakim y Darryl Jones.
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